21 de enero de 2009

Barranquilla (Colombia)



Superado el control policial, con la frialdad de Johnny Deep en la película “Blow”, seguimos viaje para Barranquilla. El pasaje incluía la prueba de Huevos de Iguana, alimento que según dicen los locales es sabroso pero malo para la salud. El primero lo comió, el segundo lo probo y escupió con un grito al saber lo que se había llevado a la boca, el tercero solo lo punteo con la lengua y el cuarto se limito a olerlo.
Por consejo de una señora rica en grasa y calorías nos bajamos en lo que seria la General Paz de Barranquilla. Como nos suele pasar, la plata no sobraba así que nos vimos obligados a cruzar al Supermercado Éxito en busca de la vil moneda. No se si conseguimos o no, pero lo que siguió fue tomarnos un taxi, cruzar el centro comercial hasta llegar al Hotel Skal. Este es un hotel con piscina al fondo con un par de gorditas voluptuosas con sus remeras mojadas puestas al lado de sus maridos escuchando reggaeton y gritándole al nene.
El cuarto estaba bien, con tele y cable Venus, y lo necesario, camas para dormir. Después de comer una comida típica de estas tierras, pollo con arroz y ensalada, nos regresamos para el Hotel y de ahí salimos con el Javi y el Agustín para un bar que quedaba a las dos cuadras. Gente no había, por lo que nos quedamos tomando unas cervezas y charlando con unos colombianos mas actualizados del fútbol argentino que nosotros mismos. Afuera se vendía palillos de carne (la malas lenguas dicen que era de burro o cara de caballo). Con el bajón entre a darle y todos los mendigos de la cuadra se alimentaron a mi costa también.
Al otro día caminamos algo por ahí, Javier tomo chocolateada podrida, y nos tomamos un bus hacia Puerto Colombia.
Este es un poblado fundado en 1888, muy pequeño pero que en su pasado había servido como uno de los puertos más grandes del país. Lo elegante de esto es, como casi todos los lugares, es la plaza central junto con la calle que entra hacia el mar. La continúa un muelle, iniciado a construir en el mismo año de fundación que tiene unos 1000 metros de largo. Supo tener vías por el medio para el traslado de las mercancías pero hoy día sirve solo como superficie de avistaje turístico y asentamiento de pescadores en red.



Recorrido el muelle y regresados a la calle fuimos sorprendidos por Cielo, la dueña de un local ahí donde esta el cartel de entrada. Con sus elogios a nuestra hermosa forma de hablar, los ojos celestes y demás piropos nos upo convencer a sentarnos y comer unos buenos camarones de entrada, un buen pescado de plato principal y algunas cuantas cervezas de postre. El almuerzo venia acompañado con un viejo de poca charla pero mucha sonrisa tomando una botella tras otra de cerveza Club Colombia junto con la entonada vos de la hija de Cielo, de mismo nombre, con su poco pelo en la cabeza, mucho pelo en las piernas (al pasar las horas nos confirmaron su orientación al lesbianismo).
Al pasar el tiempo, los partidos de truco y las cervezas fuimos entablando una relación cada vez más fluida con toda esta gente y muchos más. Así, la tarde y las cervezas fueron pasando. La música subió de volumen, los locales se fueron arrimando y la onda se fue poniendo.
Como habíamos dejado las mochilas en el Hotel de Barranquilla, nos vimos obligados a volver ya que la noche nos la cobrarían de todas formas. Después de solucionado un altercado de Cielito con otra joven de la zona por problema de amor en común con una tercera muchacha con la policía, emprendimos la corta pero emotiva caminata hacia la plaza a tomar el bus de regreso.
Al estilo de las viejos modos comerciales, le cambie un rosario a Cielo madre por un banquito de Cerveza Águila (a ver la próxima ves que los reciba en casa). Con el nuevo bartulo para el resto del viaje, y ya en la plaza, compramos un ron, una botella de Coca Cola, una bolsa de Hielo y nos montamos en el carro.

Es increíble lo rápido que puede pasar un viaje si hay buena compañía y buena charla. Sin darnos cuenta ya habíamos llegado a destino. En la vuelta, por el boulevard central de la avenida, bastante cargado de monumentos, caminamos hasta el hotel. En el trayecto nos encontramos con un cañón que sirvió de prótesis y con un vago que vendía una mochila de inodoro.
La noche duro poco por todo lo que dormimos. Amanecidos cancelamos la deuda, tomamos un jugo de frutas varias, cogimos un taxi, compramos un libro en el camino, llegamos a la Terminal, nos acercamos a la ventanilla de Expresso Brasilia, pedimos cuatro pasajes a Cartagena de Indias, esperamos la partida y nos fuimos de esta Ciudad, Barranquilla, linda, acogedora, muy colombiana pero poco recomendable para el turismo. Con la resaca que hicimos? Lo normal, nos quejamos.
Salud,

Carreta

P.B.V.C. y E. 08/09

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Es Depp. Johnny Depp. Se pronuncia Dep. No Dip. Dep. Como Johnny Depp.

Carreta dijo...

Muchas gracias por el aporte.